No es magia, es autenticidad

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Rafa Peiró

Consultor y Formador. Diplomado Profesional en Mindfulness. Director de "Talentos en Equipo". Autor de los libros "Inteligencia Temperamental" y "Reflexionar es Avanzar". Mentor Acreditado por amces (Asociación Española de Mentoring y Coaching).

¿Cuántos malentendidos, tensiones y demás situaciones desagradables has presenciado o incluso vivido en primera persona en entornos de trabajo, sin tener demasiado claro por qué han sucedido o cómo se ha llegado a ellas?

¿Has tenido la sensación de que hay personas que, a pesar de ser brillantes, no logran trabajar bien en equipo?, ¿o colaboradores que son técnicamente impecables, pero les cuesta expresar sus emociones?, ¿tienes facilidad para trabajar con planes estructurados y siguiendo un patrón, pero no puedes comprender como hay gente que no  es capaz de focalizarse más de 5 minutos en ningún desempeño?, ¿te encanta relacionarte con la gente y trabajar en equipo? Estas son solo unas pocas de las innumerables situaciones que se dan diariamente en cualquier organización. En muchos casos, no tienen que ver con la actitud, la motivación o la profesionalidad.

Tienen que ver con el temperamento”.

He de decirte, por si todavía no has reparado alguna vez en ello, que el temperamento está presente en cada conversación, en cada toma de decisiones, en cada conflicto y en cada éxito compartido.

Comprender esto puede ser el comienzo de una significativa transformación en el clima, rendimientos y la “salud” de una organización.

Te voy a regalar una frase sencilla, pero a la vez tremendamente reveladora, me gustaría que dedicaras un momento a reflexionar sobre ella:

No es personal, es temperamental.

Esta frase se convierte en una especie de mantra que tienen muy presente las personas que han asistido a mis charlas y formaciones sobre inteligencia temperamental.

Continuamente emitimos opiniones sobre los comportamientos de los demás, que quedan grabadas en nuestra carpeta mental de prejuicios: «Es que fulanito es un bullas»,  «Mira esta, siempre pensando en las nubes»,  «Aquel siempre evita el conflicto y mira para otro lado», «En esta persona no puedes delegar, es demasiado sensible»,  «Con aquel no te cundirá, no para de hablar ni debajo del agua»,…,

No nos han enseñado —ni en la escuela, ni en la universidad, ni en los MBAs— que muchas de esas conductas tienen su origen en manifestaciones naturales del temperamento de cada persona.  Vamos a ir desencaminados si siempre consideramos esos comportamientos, tan diferentes a los nuestros, como errores que se han de corregir o como reacciones aleatorias sin fundamento.

En las organizaciones conviven diariamente todo un abanico de formas de ser:  personas más reflexivas, más enérgicas, más tranquilas, las que evitan el conflicto a toda costa, las calladas, las enormemente amables, las de trato seco, las pragmáticas, las empáticas, las que se enfrentan a todo sin filtros, las entusiastas, las pesimistas, las que necesitan seguridad para avanzar, las que solo funcionan desde el desafío constante,..,

Cuando en la empresa, tanto en la relaciones jerárquicas como en las de igual a igual,  no se entienden estas diferencias, ocurren roces, frustraciones, desconexión y probablemente, a consecuencia de todo ello, baja productividad.
Pero cuando una empresa aprende a gestionarlas, ocurre algo maravilloso: emerge el talento, se activa la cooperación y los equipos brillan.

¿Qué es la Inteligencia Temperamental?

Es la capacidad de darnos cuenta de la parte de nuestra forma de ser que hemos heredado genéticamente para tomarla como base de aprendizajes, encontrar explicación a muchos de nuestros comportamientos y buscar equilibrios con la diversidad temperamental que nos rodea. 

A diferencia de la inteligencia emocional, que se centra en la gestión de las emociones propias y ajenas, la inteligencia temperamental va a la raíz: a la forma innata con la que cada persona procesa el mundo, se relaciona, toma decisiones y actúa.

No se trata de etiquetar a nadie.
Se trata de saber cómo hablarle a cada tipo de persona para que te entienda.
De saber cómo liderar, motivar y acompañar a cada quien según su autenticidad.
De construir equipos diversos y complementarios, donde cada uno aporte desde lo que es y no desde lo que debería ser.

Ahora podría duplicar la extensión del artículo, añadiendo una larga lista de los beneficios que aporta el aprendizaje y desarrollo de la inteligencia temperamental en las organizaciones, pero creo que cualquier persona que dedique un par de minutos a reflexionar sobre ello, los va a deducir fácilmente. Respetar y valorar las distintas fortalezas temperamentales que interaccionan en una organización, no puede traer más que cosas buenas. 

Así que simplemente voy a terminar el artículo con una frase que ya conoces…

No es personal, es temperamental.
Interiorizarla y tenerla en cuenta puede ser pieza clave para que el bienestar laboral decida quedarse a formar parte de la cultura de empresa.

P.D. También puedes dar un empujoncito al bienestar laboral para que se decida a entrar por la puerta de vuestras instalaciones, solicitando la celebración de la jornada formativa “INTELIGENCIA TEMPERAMENTAL EN LA EMPRESA. Bienestar, comunicación y cooperación en acción”. Tal vez la Inteligencia Temperamental sea la pieza que falta para que todo lo aprendido en liderazgo, comunicación o gestión de equipos fluya abundantemente.

Te invito a solicitar información sobre la misma:

https://www.rafapeiro.es/proximas-acciones-formativas/

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